Sanadoras sonoras y fármacos de lunes - LA CURA

Los lunes son el salto, son la guerra. Son la agenda llena de una chica que no para pero está en paro. He ido a ensayar y nos hemos atascado. Pasa. Y se pasa.

“Cuando pase habrá pasado”- Me repito camino al Sonoro. 

Da igual el mantra que te tatúes en tu cabeza. Cuando todo para, creemos que no pasa nada y aterrizas en zona de guerra. 

“Tengo un batallón”

Esa era una de las últimas frases que me dijo Verónica Morales en el Café Sonoro el mismo lunes de atascos y desenfreno. 

Estoy con La Cura: Vero, Pilar y Ale. Me permito llamarlas Vero y Ale porque tienen sonrisas de las que apetece ser amigas. Esas amigas que haces con el primer té y pastas de mantequilla en un bar de la Alameda un lunes muy lunes. Carmen no está, está cur(r)ando en otra producción.

Tengo a las tres sentadas en primera línea de batalla. Ale, mi Ale, el que para el tiempo pero tampoco para, aún no ha llegado. Intuyo que ha tenido un lunes de guerra. Le espero en la retaguardia de los que sufren los lunes de caos. 

Las chicas de La Cura son muy sonrientes y tienen los ojos muy grandes. Comienzan a encajar cosas. Ya adivino que son de las que ven la vida con los ojos y cuerpos abiertos, creo que tienen la piel dispuesta a que le pasen cosas.

Las he conocido por redes, hemos visto nuestros trabajos. Son los momentos en los que creo en Instagram.

Hago esa pregunta que odio y amo a la vez. Odio porque siento que a veces nos delimita y amo porque nos reconoce. 

Ellas están más en la primera.

¿Qué es La Cura? - Lanzo la primera bomba

“Somos un colectivo, un grupo que se une para hacer cosas. De todo tipo.”

Se han reído antes de contestar. Supongo que es porque ya han contestado mil veces a esa pregunta sin tener una respuesta única. Diviso ya la riqueza de este pelotón. Amo a la gente ecléctica, son mi debilidad. 

“Todas hacemos de todo. No hay roles.”- Dice Pilar.

No se ponen etiquetas en los campos de creación por más que les pregunte y siento que es un gesto de hermandad y lealtad fuerte. Esto, sí las define. La Cura es bien. 

Ha llegado, Ale, el Ale de canne de perro. Saca su arma y se une a nosotras.

Las chicas de La Cura me cuentan que se reunieron por primera vez en El Piola. Todas se conocían por trabajos, amistades, círculos, cuadrados o triángulos de vida. 

No sé si algo cansadas, pero algo incompletas, precisan de encontrar un espacio donde encontrarse y hacer cosas que salgan de ellas. Se admiran, me dicen, y yo lo noto. La Cura se mira y se observa entre ellas, tienen algo de sostenerse por cómo una habla de la otra.  

De esa admiración y ganas por tomar las riendas de su mundo creativo deciden unirse. Llevan años trabajando en esto, poniendo su trabajo a favor del otro. Ahora quieren favorecerse a ellas mismas y abrir el cajón de todas esas ideas que pasan por la mente. 

Se estrenan con “Bazofia” en un vídeo creativo donde mezclan imágenes con música de Lorenzo Soria y su tema "Perdío"

“En Bazofia trabajamos mucho desde la libertad, desde lo que nos saliera”- Dice Vero

Tanto es así que me comentan que la dirección de las intérpretes vino creada a través de unas consignas pero sin pautas a seguir. 

“Era como estar en una performance y la cámara las seguía”- Sigue comentando con entusiasmo Vero. 

“Eso es vida”-  pienso. "El cine vivo"- pienso. Porque el cine, a veces, también carece de esa teatralidad necesaria para contar y llegar.

Se nota que con “Bazofia” su trabajo es completamente libre, creo que es lo que lo convierte en hipnótico. Te disfrazas de una intérprete más para traducir qué ocurre y sacas brillo de cualquier oscuridad. Me dicen que la esencia que querían con este trabajo era la fuerza de las mujeres, la hermandad. Según la RAE y La Cura, Bazofia es nombre femenino. De esta manera, no me canso de ver “Bazofia” y fijarme en nuevos detalles. 

“El confinamiento ha tenido mucho que ver en nuestra segunda creación: Palomita blanca de Sebastián Orellana”- Dice Pilar

Cuenta que en esos días de vida “parada” llega mucho cine, muchas imágenes, muchas historias. De todo ello se nutre su segundo vídeo creación. Aunque yo prefiero llamarlo pieza de cine. Pasado el confinamiento, graban la segunda creación como La Cura junto con un equipo poderoso de mujeres caminantes.

Sus trabajos están llenos de mimo. Es algo que veo en cada fotograma que comparten con el mundo. 

Dicen que no han buscado un equipo de mujeres en sí, sino un equipo. Ha dado la casualidad de que son en su mayoría mujeres. Me encanta esta causalidad.

“No nos sorprende si en un grupo de música vemos que todos los componentes son tíos” ¿por qué aquí sí?"

Me suenan esas sorpresas. Ale sonríe detrás del objetivo.

Se reafirman en la idea de que no son un grupo de mujeres para otras mujeres. Entiendo que son un grupo de profesionales que trabajan por y para personas. Sin más pero sin menos. Son cuatro mujeres que se han formado como directoras, fotógrafas, actrices, camarógrafas y estoy segura, que en montón de cosas más que no sabremos poner etiquetas. 

“Para mí, La Cura es ese espacio donde sentirme más libre. Día a día, me lo tomo como una prioridad”- Dice Alejandra. 

Cuentan que sus vídeos han sido una ventana para que conozcan su trabajo como grupo y que les ha creado redes y contactos nuevos. Se complementan en ideas y labores y creo que es porque tienen claro quiénes son aunque no pretendan definirse. 

“Nosotras estamos aprendiendo cada vez que hacemos algo. Nos iremos reinventando”- Sigue Alejadra.

Entiendo de sus palabras que van a ir haciendo lo que les apetezca: rodar para C. Tangana o para sus bailarinas favoritas. Que el sol les diga donde hay que ir, sin másHablamos sobre la necesidad de impregnarse de las cosas. De las cosas que creemos insignificantes y que traspasando la superficie aparecen de algún momento a otro de la recámara hacia la creación. Un color, un olor, una imagen. Todo lo bueno queda ahí y es el mejor ataque en tiempos bélicos.

Ahí aparecen las odas a adolescentes que luchan y se peinan, ollas ardientes de deseo, mujeres que caminan a la par sin rumbo y juntas, fiestas anticovid y de catarsis o los blancos y negros llenos de vida. 

Me hablan de la importancia de la danza contemporánea como canal creativo y como referente, sobre todo, la danza contemporánea hecha en Andalucía. Creen en las artes vivas, en el audiovisual. Apuestan por lo vivo y por lo que mueve.

“Hay muchas ideas. Tenemos muchas, muchas ganas. Con La Cura siento que puedo abrir un cajón con las cosas que siempre hubiera querido hacer”- Dice Pilar

Noto sus ladridos como buenas cannes de perras. Se respira creatividad entre el cuarteto, porque Carmen está siempre muy presente. Me dicen que tiene muchas ganas de juntarse con gente. Hablan de que hay que hacer, no esperar tanto, hay que creer. Y entonces, se me viene a la mente mi amiga Marina y Alba versionando el escrito de Anne Bogart:

“Quilla, hay que hacerlo con lo que tenemos, con lo que somos”. 

Estamos llegando al toque de queda hostelero. Juanma creo que no sabe que las mejores charlas creativas salen cuando se va la luz. 

Quieren más cura y entonces creo que Vero me da la clave con su declaración de guerra y su “Tengo un batallón”. Me dice que ella con La Cura se siente arropada, fuerte, guerrera, que pueden con lo que venga. Yo, de repente, quiero estar en esas filas a muerte. 

Pagamos y Vero saca su mascarilla del cuello vuelto como hacía mi abuela con el cleenex y me parece que nuestro modo superará siempre cualquier ataque o invasión.

Las chicas de los ojos vivos se despiden sonrientes, yo también. Me han curado un poquito el día. 

Vuelvo con Ale caminando, él empuja la bici, creo que con la fuerza con la que le empuja la vida. Nos noto cansados, algo desbordados, pero ninguno hace hincapié en ello, quizá porque es lunes y queda semana aún para decir “Ojú”. Creo que no nos hizo falta la queja porque una vez más, este tipo de entrevistas tienen la cura necesaria que precisamos cuando los lunes nos ganan la batalla. Hablamos de que encontramos esa motivación en el otro, en las otras, para continuar. 

La Cura tiene ganas de crear, de ser, de continuar, de crear redes y entonces creo que a Ale y a mí se nos pasa. Y por un momento, disparar la cámara es la mejor arma de esta batalla y teclear encuentros es el mejor abrazo en el frente. Las chicas inspiran, su fuerza inspira. Por un rato me he unido al batallón de ellas, a ese batallón con el que se respaldan, creen, crecen y caminan.

Me siento fuerte, siento que ellas también. Cobra sentido eso de sentarse y contarnos quiénes somos, qué hacemos y porqué estamos.

Me despido de Ale, va de visita al Aldi. Nos prometemos un café de una acera a otra y cinco segundos más tarde busco en el Google: "Anne Bogart trabaja con lo que tienes" y releo:

[...] Trabaja con lo que tienes «ahora mismo». Trabaja con la gente que te rodea «ahora mismo». Trabaja con la arquitectura que ves a tu alrededor «ahora mismo». No esperes a tener lo que asumes que es lo correcto, un espacio libre de estrés en el que generar la expresión artística. No esperes a tener madurez o entendimiento o sabiduría; tampoco esperes hasta creer estar seguro de saber lo que haces, ni hasta tener la técnica suficiente. Lo que haces «ahora», lo que haces de las circunstancias que te rodean, determinará la calidad y el alcance de tus iniciativas futuras.

Y al mismo tiempo, sé paciente.     

Anne Bogart

Mañana tengo ensayo otra vez. 

“Tengo un batallón”- me digo de vuelta a casa.

 Así que siento que me he curado. Gracias, chicas.

                                                                                       Nieve Castro- @nievcas

Vero, Pilar, Ale y yo bajo el árbol del Café Sonoro a finales de noviembre.
Fotografía  Ale Márquez. 
              

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