¡Ana, socórrenos!- ANA MARRUFA

He salido de charlar con Ana Marrufa y parece que me hubiera acabado de levantar del patio de butacas de algún teatro. Y es que Ana tiene ese poder embaucador de hacer de una cafetería un pequeño teatro. Siento que he asistido a un monólogo privado, pero sería injusto decir que Ana no ha atendido al diálogo y al compartir. 

Nos hemos visto en “La Baronesa” en Triana. El día ya apuntaba fuertes lluvia y negrura de cielos y Ana me envía este whatsapp:


“¡Buenas! Para el jueves dan lluvia, ¿cambiamos parque por cafetería?”


Adivino que es de mi club y la previsión y la organización la lleva bien. No debe ser muy amiga de Roberto Brasero porque no cayó gota en el tiempo que estuvimos, pero ese sitio me gusta. “La Baronesa” es un sitio al que le tengo especial cariño, he viajado en el tiempo a noches de celebraciones y cafés inspiradores, así que me encanta encontrarme con ella allí. Ana dice que le gusta ese sitio porque está en paz, sin ruido de platos y jaleo. Me parece que habla del sitio como si fuera un regalo de desayuno que se hace de vez en cuando. Ana había elegido un parque, dice que es su sitio donde ir cada mañana. 


“Yo me levanto y voy al parque de Los Príncipes, me doy mi vueltecita y leo un poquito. Yo digo que es mi patio”- Comenta Ana y se abre el telón.


Sonrío porque la energía que desprende Ana es digna de estar subida siempre a un escenario.

La lebrijana ya está desprendiendo ganas de esos ojos redondos y la sonrisa de las artistas de cine mudo. Viene de tomar otro café con una compañera.


“Aquí vengo de echar otro ratito hablando de teatro, porque siempre decimos de quedar y nunca quedamos y hemos quedado para charlar un ratito y ver cómo está la cosa”-Dice la monologuista


Me parece que con esta frase acaba de describir la profesión. 


Así que nosotras seguimos para bingo viendo como está esto “de la profesión”. Conocí a Ana en las escaleras de José Gestoso, la recuerdo rápida y veloz, de aquí para allá y con la energía de una pila alcalina. Ella trabajaba en Microteatro y en más de una ocasión subí las escaleras del teatro de habitaciones pequeñas para sentarme en un taburerte de Ikea o peinarme en el camerino del fondo. Hablando con ella me cuenta que tras su etapa de Microteatro Sevilla trabajando en la empresa y su cierre repentino y abrupto, vuelve a su Lebrija buscando el encanto de quien tiene ganas de hacer cosas. Tras un par de meses, devuelve la llamada madrileña de dos hermanas de profesión que le dicen “Marru, ventepacá”. Así que como buena graduada que busca papas, viaja a la ciudad donde se sueña en AVE y se viaja en Socibus. 


“Primero trabajaba en Mercamadrid. Yo me levantaba de madrugada y entraba allí mientras sonaba “Rocky Balboa” y yo me creía una reina” - La gladiadora de la risa vendía kiwis al amanecer y estoy segura que lo haría con la misma energía con la que sube  a un escenario o abraza. 


Se ve que vender fruta era un acto creativo, y ella creaba sus propias rimas para su público:  “Señora, ¡Mango malagueño grande o pequeño!”- Me cuenta Ana entusiasmada. Yo me río porque de repente me han entrado muchísimas ganas de entrar en Mercamadrid y hacerme una macedonia con Ana. 


Trabajos en tienda de antigüedades, azafatismo en calles y discotecas y socorrismo en azoteas madrileñas fueron las aventuras que La Marrufa de Lebrija vive en la jungla de castings, pruebas y búsquedas de identidades. 


“Yo necesitaba luz, estabilidad. Pero luz. Además en Madrid hay mucha contaminación, yo me sonaba los mocos y el pañuelo estaba negro”- Dice Ana


La sinusitis madrileña y buscar sol fueron coordenadas para que Ana volviera a Sevilla, pintara su piso y se asentara en ser feliz. 


Estando aquí es cuando decide seguir jugando a lo que es y a lo que ha vivido y comienza  a escribir “Me río por no llorar” un monólogo que nos traslada a algunos episodios de socorrismo y momentos machistas que vivimos a diario las mujeres. Todo esto lo cuenta a su manera, desde su comedia.  


“Yo creo que con la comedia el mensaje llega antes, es más rápido. La comedia nos hace vulnerables y propicia que podamos cambiar las cosas, cambiar lo que somos” - Dice Ana sonriendo


Se le llenan los ojos de paz cuando habla de comedia, es su máscara y su refugio. 


Habla de cómo la comedia es rápida, nos ataca y pienso en su poder espontáneo que te trastoca y hace que el aire salga a bocadas sin esperarlo; y sin controlarlo llega. ¡Pa! es ágil y certera como cuando se dialoga con Ana o subía y bajaba las escaleras del Micro.  


Me cuenta que comenzó a escribir el monólogo y que ha ido cambiando, que sentía que quería hacer algo desde ella, probarse y descubrirse sola. Le encanta jugar en compañía pero dice que le apasiona estar pendiente del público, escucharlo y jugarlo. La escucho y pienso que fin de cuentas, creo que nunca jugamos solas, siempre hay compañía al otro lado.  


Estrena en “Las Sinmiedo”, me cuenta que el nombre ya le llamaba. En un pequeño espacio íntimo y feminista Ana abre su llanto a través de la risa y pare este monólogo que sigue viajando en escenarios. “Me río por no llorar” es una declaración de intenciones a la vida y a reírnos de ella. En una hora La Marru se deja la energía y se pone el mejor sonotone para escuchar al público. Me dice que disfrutó mucho en ese estreno, que se demostró muchas cosas, que se sintió muy segura rodeada. Puedo imaginar cómo fue porque percibí lo mismo cuando la vi en las tablas del Teatro La Fundición. Hablamos sobre los espacios feministas y hablamos de la comedia de mujeres.


“Nos han enseñado a estar calladitas, a llevar tacones y estar monas y la comedia es deforme por eso cuesta tanto la comedia para las mujeres”- Abandera


Me dice que cada vez más, hay cómicas maravillosas que están pisando fuerte, habla de la fuerza de Martita de Graná o del RiotComedyFem, un espacio para mujeres con historias de todos. 


“Durante mucho tiempo, he visto a cómicas que intentan imitar lo que han hecho muchos hombres durante tiempo; meterse con las mujeres en sus espectáculos. Ellas lo hacen con los hombres. Yo es algo en lo que no creo”- Comenta Ana


Ana cuenta sus propias historias y con su mirada, buscando su propia identidad en forma de canción, poesía o parlamento. 


Creo que a Ana le gusta rodearse de buenrollismo y cosas que le generen disfrute, alguien que es capaz de hacer de Mercamadrid un espectáculo no puede serlo de otra manera. 


“En la cuarentena yo necesitaba reírme, el mundo se venía abajo y necesitaba sacarlo”

De esta manera, Ana comienza a grabarse vídeos y colgarlos con la idea de “pasar un buen ratito” 


Había visto a Ana cantar con Lola Hernández , su “hermanísima “ con la que han creado canciones de “autoayuda” (como ellas lo definen) y monólogos en forma de compás. Y es que Ana Marrufa , Carmen Valverde y Lola Hernández  han sido las “Pordonde Band” conciertazos melódicos, canallas y divertidos con el que actuaron allá por 2013 en El café Pay Pay o salas de Sevilla.  Las chicas crearon este grupo cuando estaban en Italia haciendo un master de interpretación.


“Salíamos de las clases saturás, necesitábamos hacer un poco el tonto y relajar la cabecita. Nos lo pasábamos muy bien, nos lanzábamos a la piscina sin pensar mucho. Ahora siento que mientras más formación tenemos, más nos replanteamos las cosas”-Dice la actriz


Aplaudo eso y le doy una palmadita a la espalda a ese síndrome de impostora que arrastramos desde que pegamos el salto a la piscina. ¡ANA, SOCÓRRENOS A TODAS! 


Hablamos de lo complicado que puede resultar todo, las rachas, esas rachas de no pero sí, sí pero no y de la fortaleza en la que nos tenemos que acompañar. 


“Hay que trabajar mucho, estar en mil cosas. La tecnología ahora es clave y trato de familiarizarme con ella, con los vídeos, la web, el audiovisual….pero hay que hacer mucho”


Dice la superviviente con un tono de agobio, que me recuerda al estrés que tenemos al meternos en ese mundo de visibilización. Y digo “tenemos”, porque creo que es lo que nos toca, tienen qué conocer qué eres y qué haces. Así que nos toca ser nuestras propias reinas del marketing con todo el peso de trabajo o inseguridades que corresponde. 


“Yo tengo muchas ganas de hacer audiovisual, de probarme en ese registro. Me he estado formando en eso y ahora quiero ponerlo en práctica y disfrutarlo”- Comenta Ana


Hablamos de lo difícil y frustrante que puede resultar el audiovisual y de lo supeditadas que estamos a la imagen que proyectamos y Ana me regala una frase que debemos de tatuarnos en la cara como un sello discográfico. 


“A mí una vez, un representante me dijo, “mira, creo que te podrías quitar la marca que tienes en la cara” y yo le dije: ¿Sabes qué pasa? que si me quito esa marca, al siguiente día, me vas a pedir que me corte el pelo, que me quite esto o me ponga lo otro, y al final no voy a ser yo” 

(QUIERO UNA CAMISETA DE ESTO)


Acaba de terminar el segundo acto y me tiene enganchada. 


Le pregunto sobre sus referentes y disfruta hablando de ello. Me habla de Mari Paz Sayago, de su presencia y su mirada, de Candela Peña “que le gusta, sin más”, y como firma en su web, es fiel admiradora del niño que toca el tambor en el Got Talent. Este mejunje y visión me hace ver las caras de Ana, una actriz honesta que le encanta lo que hace y que disfruta y quiere tener siempre mucho amor por lo que hace. 



Tiene ganas de dirigir, de actuar, de “juntarse con gente que tenga ganas de juntarse”  y de seguir con sus clases de comunicación. Comunicarse y "charlá" es una de las cosas que más le gusta de la vida, así que por eso crea DILO a gusto. Ana da clases de comunicación y expresión oral a personas que tienen que hablar en público o quieren mejorar sus habilidades de comunicación 


“Ayudo a que cuenten sus historias y me encanta. ¡Me lo paso tan bien!  Jugamos mucho, utilizo técnicas de teatro para que hablen a gusto”- Se emociona cuando habla de sus alumnos y me cuenta cosas. Siento que le apasiona eso y que le encanta transformar al otro.


“Yo creo mucho en el teatro como herramienta transformadora y creo que esto lo hace, ayuda a la gente a comunicarse, a mejorar en el trabajo o incluso a relacionarse con su alrededor”- Sigue explicándome.


Ana sigue a gusto con sus clases, también lee mucho en librerías y no sabe qué va a hacer de comer cuando llegue a casa. El parque estará mojado así que no podrá sentarse en los bancos a leer posiblemente mañana. Seguramente ya inventará algo para que sus planes no terminen. Tiene muchas ganas de hacer, mucha generosidad cuando habla y sobre todo, quiere divertirse, que a veces lo olvidamos. Quiere seguir moviendo su monólogo, quiere dirigir y adentrarse en el audiovisual. Le pregunto con qué sueña y me dice que con alguien que le lleve el papeleo, le diga las citas del dentista y le ordene la vida. Sueña con un equipo creativo y con ser la presidenta de la comunidad que organice cosas y buen rollo de vecinos. 


Estoy segura que Ana hará del parque o de una librería un teatro porque tiene el carromato de las cómicas a las espaldas. Paga el desayuno y cerramos el telón del tercer acto. 


En los aplausos le pregunto:


¿Qué es la comedia para ti?


“El aire que respiras. Yastá”- Sentencia


Creo que no se siente convencida con el impulso que le ha salido pero a mí me ha dado la clave para seguir haciendo comedia: respirar y hacer respirar a la gente, darle el oxígeno que hace falta cuando todo va mal, cuando se ahogan en la piscina. Hacer comedia para salvarnos. 


Gracias Ana, por socorrer los ratitos de la gente sin flotador ni bañador de socorrista. 


Google Word me corrige y señala durante todo esto texto la palabra “cómicas” y me sugiere que la cambie por “chicas”. Si pongo cómicos no me hace lo mismo. Ante eso solo digo:


¡VIVAN LAS MUJERES CÓMICAS! 

-@nievcas


Le hice esta foto a Ana a principios de octubre de 2021



ANA MARRUFA

Actriz y monologuista

Instagram: @anamarrufa

www.anamarrufa.es 


                                                                    














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