Si no quema tu garganta, no debes cantarla"- PERDIDO GODOT

Aprendí lo que significaba la palabra melómano con mi primo César. Mi primo César me lleva más de diez años y me encantaba, y me encanta, cuando en las cenas de Navidad me habla de grupos de música. Con él descubrí Oasis en un viaje en coche cuando llevábamos a mi prima María de Erasmus. Me hablaba de Franz Ferdinand, U2 o Muse. Ahora, en las noches buenas, hablamos de Black Keys o de la conversión de los Artics mientras escuchamos a su hijo de 6 años cantar por Camarón o Jackson.

Tengo grabado a fuego una de esas conversaciones:

“Me encantaban los viernes, salía del instituto con las mil pesetas de la semana. Iba a la parada de autobús del pueblo y me compraba en el kiosko dos cigarros sueltos.  Me bajaba en Plaza de Armas y me fumaba un cigarro mientras caminaba hasta el Duque escuchando el  Walk-Man (¿Por qué no existe WalkWoman? –Me pregunto). Entraba en el Corte Inglés, escuchaba en uno de los auriculares algún disco y después entraba en Record Sevilla a comprar algún álbum, normalmente en cinta. Le daba al play a la nueva adquisición y me fumaba el segundo cigarro de vuelta camino a Plaza de Armas”

De repente, alabé esa ceremonia y recapacité en la inmediatez del play de pantallas. Ahora, tengo en la mano el disco “Quema mi garganta” de Perdido Godot. Me lo han regalado después de mi encuentro y siento que tengo una especie de reliquia entre los dedos. Es un disco físico, de esos que ponía en el discman (¿Por qué no existe un DiscWoman?-Me pregunto) o en  la mini cadena (esto debe ser unisex) para ensayar  con Beyoncé en los recreos.

Ahora lo reproduzco en el ordenador, porque tengo algo que tienen esos tiesos que no tienen Apple, un reproductor.

Los chicos me han citado en El Avelino.  He ido poco, quizá por ser territorio Bético o porque me recuerda a las clases del coche a prueba de cedas al paso. Allí estoy, y el tiempo está a prueba de paraguas pero somos valientes y no sentamos en la terraza. Nos estamos presentando, pido cerveza porque vamos a hablar de música, una clara (malota pero no tanto). Me dicen que es su sitio, donde deciden cosas, se organizan cosas, se hablan cosas. Realmente allí deben pasar cosas, pienso.

La "clara" se ha empezado a llenar de gotas, creo que es porque Pablo, el vocalista, me empieza contando que empezó escuchando Álex Ubago y ha empezado a llover.

Son seis, aunque estoy con Pablo, Javi y Juan. Los demás irán llegando: Juanma, Pablo y Javi.

En realidad, tengo miedo de que lleguen y mezclar nombres pero ya me avisan que es un grupo con nombres parecidos. Yo ya noto en los primeros minutos que también son personas parecidas. Hablan, hablan mucho. Sonríen, sonríen mucho, y eso me gusta

Casi superamos las medidas de vida porque Ale también está. Ale viene a captar el momento, el también es canne de perro y viene a fotografiarlos, a regalarnos un poquito de su talento. Yo creo que le ha tirado lo de que estemos en el campo del Betis, juega en casa. Sea como sea, yo estoy feliz de juntarnos en una mesa amplia.

La media banda me cuenta muchas cosas. Hablan mucho de ellos, pero no de lo artístico, sino del grupo que son, de la familia que han creado, de los novios que se han hecho en estos 8 años.

“Nosotros discutimos, nos abrazamos, nos mandamos por ahí, nos lloramos” –Dice Javi, el batería.

Pablo, el vocalista dice:  “Somos como un club de debate, nos podemos llevar horas hablando sobre un tema”  (Después de ese día, lo corroboro)

“Esto es como una pareja”- Dice Juan

Reímos todos, porque Juan tiene ese aura de la gente que sonríe por y para los demás.

Se conocieron por el teatro. Me acaban de ganar y creo que lo saben.  Todos han pasado por el grupo Tecla, el grupo de teatro del colegio. Allí se subieron a los primeros escenarios, dieron las primeras miradas y se juntaron sin saber muy bien a donde iban, perdidos como un Vladimir o Estragón que esperan que algo llegue.

“Nos reuníamos y no sabíamos ni tocar. Yo hacía ritmo con la mesa. Nos juntábamos y  bueno…” – Ríe Javi que también tiene la sonrisa de los vencedores.

Juan trae al grupo de Javi otro Javi, el que no está. Dicen que Javi, el ausente, empezó a tocar con un teclado Casio, de los de lucecitas.

“Mi condición para unirme al grupo fue que entrara Javi” – Se va descubriendo la lealtad de Perdido Godot poco a poco.

Ha llegado Juanma.

“Aquí está, el de los pelos largos” -dicen

Hay guasa, mucha. Hay amistad y mucha confianza. Eso es lo que me más me atrapa de ellos.

“Cuando entró Juanma en realidad ya es cuando vimos que esto iba más en serio. Éramos un grupo, ¿Cómo no íbamos a tener a un bajista? Y encima, tenía los pelos largos”

Ahora sí, parecía que estuvieran listos para decir: “esto va en serio” y creo que cuando se piensa eso, todo rueda. Comenzaron los primeros conciertos,  aquellos en los que ese bajista amigo de amigo recién llegado, se convertía en leyenda cayendo de un amplificador en pleno concierto.

“Yo es que creo que tú al principio sobreactuabas un poco” - Ríen

Esto no recuerdo quien lo dijo pero prefiero que se sigan queriendo. Sigue la guasa.

Javi, el batería, comenta un montón de anécdotas, habla de vídeos grabados, de fotos…

“Yo es que soy el más nostálgico” Me da la sensación de que es un romántico de los que se excusan por ser un coleccionista de la vida, algo que me parece imprescindible en esto de hacer arte.

Me dicen que en los últimos años es donde se han consolidado, se han empezado a encontrar más. Han hecho conciertos en diferentes ciudades, sus canciones llegan a Spotify, han estado en el Festival Pic-nic dentro de Interestellar, en la Sala X, en la Fun Club y con pena, me cuentan que iban a estar en el CAAC este pasado verano. La otra pandemia que golpea la música, la COVID, les dejó sin concierto.

Pablo Vidal, el vocalista me cuenta que sus influencias musicales fueron Vestusta Morla o Love of Lesbian, cuando les costaba encontrar su música. Yo me decepciono cuando veo que realmente no fue Ubago.

Desde ahí, empiezan a experimentar en ese sonido, a buscar. Se bautizan con nombre propio. Habían barajado muchos pero al final, se quedan con ese Perdido Godot que les recuerda a ese teatro que les unió y a que no dejan de buscar y de esperar, quizá algo que nunca llegará, me comentan.

Hablamos de sus letras y todos coinciden en lo mismo: son de todos.

“Aunque yo las escriba siento que somos todos porque una canción no es solo la letra, no es sólo la música, el proceso no puede ser paralelo”- Pablo Vidal

Me gusta cuando hablan de eso. Sienten la música como una orquesta que se respalda  y se sostiene. Pablo me sigue hablando de cómo han evolucionado sus letras:

Al principio caes en mucha literatura, mucho artificio” Ahora sienten que su mensaje es más claro y que hablan de cosas que le interesan.

Hay algo que está muy vigente en todo el encuentro, y es la identidad. Siento que son muy fieles a eso que son o lo que está por venir pero no tratan de convertirse en otro grupo más. Saben que con unos acordes o unos temas determinados pueden estar en un sitio, acceder a otros, pero todos afirman que no es lo que les interesa.

Veo mucho compromiso en sus miradas cuando hablan de este tema. Me acaban de presentar fidelidad, su séptimo componente.

Me parece que como muchos mundos artísticos donde el arte queda relegado al título y al número de followers, este mundo musical también está lleno de depredadores que se venden al mejor postor. En su canción El Perseguidor declaran:

“He aceptado que cantar es mi camino, no como empresa, más bien como expiación”

Se acaban de definir. Sus canciones hablan mucho de eso, destaca libremente su canción Sangre joven, sangre fresca donde denuncian un poco de este mundo con preguntas como:

"¿Me invitarán a una de sus fiestas?"

Creo que les da igual la asistencia, creen en la insistencia y me parece casi un milagro. Siguen el discurso de York de RadioHead en  “We suck young blood”  y critican esa sangre joven que te succionan para convertirte en producto.

Dicen que no tienen prisa, que se irán encontrando. Me parece que con eso tienen el alma de artistas necesaria para continuar, la carne de perro necesaria para aguantar las succiones vampíricas de productoras estelares.

En sus letras hablan mucho de eso, de perseguir sueños, de seguir las rutas prohibidas, hablan de poetas, de dioses, hablan de literatura sin ser literatura, crean canciones. Crean sonidos que les identifican y llegan.

Ha llegado el otro Pablo, toca la guitarra con Juan. Les pregunto con quien les hubiese gustado o les gustaría tocar, cantar. Suena en la mesa amplia del Avelino Nina Simone, Mozart, una gira de los Artics, Frank Sinatra, el último disco de Dua Lipa o Snarky Puppy. Entonces me acuerdo de mi primo César y  en esa diversidad que enriquece.

“¿Qué esperáis de Perdido Godot? “- Inquiero

Les cuesta contestar a eso, y me encanta. Se toman su tiempo, están afinando las palabras adecuadas porque creo que lo esperan todo y nada, y con esa espera,  me parece que acaba de sonar brillo en la sala de Heliópolis.

Juanma dice que es su método de expresión, su forma de desconectar y conectar con la vida. Todos asienten mientras beben cerveza.

“Yo sería incapaz de pensar de aquí a 20 años en un oficina sentado de manera monótona. Yo creo en esto, creo en el grupo, en que vamos despacito pero que hay que ir” – Dice Pablo de Santa Ana.

Ha llegado tarde y sin enterarse de lo que han dicho sus cónyuges, ha resumido todo. Esta poligamia está consolidada.  

Dicen que en estos años han aprendido a actuar, a mirar al público. Ahora lo disfrutan más, dicen que tienen más teatralidad (en el mejor de los sentidos, que no puede ser otro, bajo mi punto de vista).Hablan de desfogue y orgasmos escénicos. Ahora se miran y saben por dónde van, hacia donde van. Estoy segura que las tablas que les dio un grupo de teatro de colegio le sirvieron a estos intérpretes de letras menguadas y sueños caudalosos.  

Me parece un grupo de debate muy respetuoso, se complementan las frases, se dan turnos, se meten entre ellos,  se organizan.

Me fascina el método de organización que tienen, son músicos pero también empresarios. Se reparten los departamentos, tienen más de 5 grupos de Whatsapp. Se curran todo: imagen, audiovisual, eventos, conciertos… esto es “artisteo”, esto es trabajo. El trabajo del que huyen estrellas que tocan la guitarra en la MTV como diría Knopfler.  

“That ain't working that's the way you do it”

Dicen que no cambiaban este viaje juntos y no se refieren solo a cuando en la furgoneta se corrigen exámenes para alumnxs o cuando las risas son el aliento al cansancio, sino a la complicidad y sinergia de escena o a los tropezones dentro y fuera del escenario.

“El camino es el éxito”, dicen.

Yo afirmo eso, me parece un milagro que seis personas de nuestra edad sigan luchando después de 8 años con las mismas ganas, con la misma confianza en los que tienes y lo que tienes.

Me hablan de que quieren expandir universos, abrirse y yo creo que he aterrizado en una nave espacial con ellos en estas más de dos horas. Me he quitado la escafandra, he terminado de hacer preguntas y es ahora, cuando me bautizo en la pechuga bechamel del Avelino. Me han invitado a su mundo, y es ahora, cuando comienzo a hacerme preguntas. Ahora que respiro su mismo oxígeno.

Pienso en los discos que con ansia esperaba mi primo César desde Londres, cuando un colega volvía al pueblo y la facilidad del click en Spotify o Youtube.  Rumio en lo maltratada que está la música, en la falta de identidad de este medio que nos identifica toda una vida y nos regala encuentros y viajes al pasado en acordes de pocos segundos. Me pregunto cuántos discos más se venderán en la vida, cuántas canciones quedaran por escribir y cuantos algoritmos harán falta para descubrir a un grupo como Perdido Godot.

Me voy de estos Godots, y creo muy fuerte en la espera, en que si Vladimir tiene su Estragón y su Estragón tiene su Vladimir, la espera será un encuentro, una meta y realmente un éxito. Estos chicos ya han triunfado y como diría Beckett : “Han encontrado alguna cosa que les produce la sensación de existir, son magos”

Nieve Castro - @nievcas


Pablo, Javi, Pablo, Juan y Juanma en el Avelino, finales de octubre. Les mira Ale.

Fotografías del encuentro: Alejandro Márquez
Instagram: @marjimale
Sitio web: www.alejandromarquez.es


-PERDIDO GODOT-

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"Si no quema en tu garganta, no debes cantarla; 
que tu lengua no sepa lo que piensa tu cabeza; 
no aspires a la coronación;
 cuidado con los halagos;
 vigila tu reino interior"

Quema mi garganta- Perdido Godot

 

 

 

 

 

 

 


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